domingo, 4 de febrero de 2018

Karen Villeda

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La transparencia es expectativa.
Karen Villeda

Karen Villeda (Tlaxcala, 1985) está presente en el Archivo de Poesía Mexa con Tesauro (FETA, 2010) y Dodo (FETA, 2013); ejes, quizá, de su poética. A continuación los leeremos en voz alta, aunque lo más llamativo de estos textos no es su oralidad, sino su escritura.

            Además de otros libros de poesía de Villeda, La caja de los recuerdos o la instrucción para recordarnos (2005), Babia (2011) y Constantinopla (2013), destacan sus colaboraciones en Letras Libres o su portal POETrónicA, donde, por ejemplo, vienen enlazadas las reseñas que han tenido las obras de una autora presente también en Tierra Adentro, Ómnibus, Lecturas, Nexos, Luvina, Marcapiel, La Rabia del Axolotl o Momento; revista en la que Yazmín Zárate plasmará las palabras de Karen Villeda en YouTube por Revista UNAM): «en Tesauro se presentaba la tensión entre lo femenino y la masculinidad, estos personajes se encontraban y no decían nada, había demasiadas palabras, en Dodo yo intenté acrisolar el lenguaje, es un poemario escueto que maneja muchos símbolos, muchas frases que van contando una historia». Ambos, Tesauro y Dodo, resultan su aportación más sólida a la lírica, tal como vimos en Sombra roja. Diecisiete poetas mexicanas (1964-1985).

            Tesauro (2010) obtuvo el Primer premio de poesía en el Concurso 39º de la revista Punto de Partida. Más allá de la comunicación, el tesoro de la lengua estriba en las posibilidades y los retos que plantea una palabra detrás de otra como arte poética. La oración es copulativa, yuxtapuesta, da a luz a lo que somos. La estructura es aparentemente simple: unos «términos preferidos» dan paso a una lexicografía para cada vocal. La clara influencia de Rimbaud ilumina la «Lobreguez» en un registro que no usamos, mas está ahí y enriquece lo poético. La poesía de Karen Villeda se encuentra entre el ¿neobarroco? «dificultismo» (que diría Alejandro Palma) de Gerardo Deniz o Daniel Téllez y la coloquial irreverencia comprometida de Ángel Ortuño o Gerardo Arana. Su nexo demuestra la experimentalidad sin estridencias ni experimentalis()mos ni apuestas seguras. El texto es visual en gran medida por los recursos tipográficos con los que se parece jugar: comillas, notas al pie, cursivas, paréntesis, subrayados, rayas, comas suspensivas. ¿Estamos ante un tratado lingüístico como crítica y práctica sociales desde la literatura? Es «tiempo para siempre, espacio» y logra las equivalencias de términos que nunca dejan de empezar a negar formas no personales. Doble extrañamiento: «Hermetismo que deambula en la enajenación» (18). Las coordenadas espaciotemporales se repiensan con humor. Y es ahí donde y cuando el texto y su deíxis se dislocan. La prosa, entonces, une el verso: anónimo referencial. Con el leve daño de Coral Bracho, logra decir la nada que veíamos con Xitlalitl Rodríguez Mendoza. En esos huecos nimios se esconde un lenguaje, una conexión; pongamos por caso: aureola-laureola (39-41) por la corona luminosa-victoriosa de tomarse a pecho la mente. Hugo García Manríquez la entrevistó a propósito de la «escritura-investigación» que supone Tesauro: una caricatura, podría ser, de las afinidades electivas y las elecciones afectivas que condicionan los parapetos de la literatura; una personificación del léxico. ¿Feminismo? Te(s)or(er)ía del color con dolo. La humanidad (en sus primeras acepciones) responsabiliza a las palabras de sus ánimos, en cualquier lugar y a cualquier hora. El saber popular se cita en libros verosímiles: «Cualquier Diccionario de Inglés-Español, p. 76)» (59); o en vocales que enlazan la griega incógnita gregaria:

(((Contingencia de paréntesis)))

5x2 + 3x3y3z
5x2 + 3x3y3z
5x2 + 3x3y3z
(68)

Álgebra como ecuación corpórea de parejas al cubo e incógnitas al cuadrado. La vida en un dúplex, oxímoron u oxímoron: «Tesauro es múltiples voces, pero no presencia» (71). Un poema de amor es una ristra de nudos que llevan a cuerdas de entrañamiento. El horizonte nubla «Hoy en día» (76) nuestro discurso mal conjurado. Solapa el blanco y el negro de la imagen para la cubierta de Drean Addictive. El tono se agiliza hasta cobrar vida al final de un libro que es poemario y no libro de poemas. «Occidente es un latinismo que encubre a la muerte» (86), se queda corto y no llega a «hipopotomonstrosesquipedaliofobia» (87): el colmo de nombrar a una enfermedad. ¿La poesía? Y.

 
Página compuesta de ceros

La historia continúa hasta una nota al pie de página, inclusiva. De esta manera se construye habitáculo que, veremos, encierra la articulación re/agresiva.
            Dodo (2013) mereció el Premio Nacional de Poesía Joven «Elías Nandino», con un jurado formado por Carmen Villoro, José Javier Villarreal y Alejandro Tarrab. De nuevo la numerología marca las siete etapas de un viaje por las ciudades del pájaro mítico (Dodo) como símbolo de la violencia, pese a todo, sine die y sine loco. Un mapa que la propia autora ofrece en la ilustración. «Manos toscas» (22 o 43, 74) matan «moscas» (32 o 42 o 44). Lo absurdo puede ser tan cíclico y tan trágico. No habrá extremidades para cavar cadáveres, «La tierra echa barriga con nuestros fermentos» (56). Poli(a)fonía ori(gi)nal, «ecos de imperio» (61). Y es que, recordemos, «Las moscas ponen huevecillos en sus fosas» (63). No casual que sea ladino: «Del lat. Latīnus 'latino'.» (RAE). Reiteración, itinerancia crítica. Así termina nuestro error primigenio:

97. DIDUS.
98. DIDUS INEPTUS.
Ineptus. Didus: utraque mandivula inflexo apice.
Dodo, dronte. Cygnus cucullatus. Gallus fallinaceus
peregrinus. 7. p. 49.
† Raphus cucullatus, 1758.
Struthio cucullatus Linnaeus, 1758.
Didus ineptus Linnaeus, 1766.
Corpus nigrum, albido. Alæ impennes.
“Si uno mata al más joven, encontrará una piedrota en
su molleja. Los llamamos aves de Nazaret.”

(78)

Si Tesauro es tachadura; Dodo, borradura. Para Mónica Nepote, en Gente de México, potencia «la perversión, el juego de poder y la alteración del lenguaje». En Ancila, Alejandro Higashi charla con la autora advirtiendo «la tremenda desconexión que experimentamos en el mundo moderno, la incapacidad para ver las causas de los efectos que padecemos»; y dice Karen Villeda: «Me enfrenté conmigo misma. Escribí sobre lo que se ha ido extinguiendo en mí». Por su parte, Malva Flores, en su extraordinaria reseña de Letras Libres, concluye que «Dodo también puede ser la poesía: ese pájaro extinto que en este libro me hace creer que todavía respira».


Traducida al árabe, francés, inglés o portugués y publicada en Argentina, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos, Guatemala o Venezuela, Karen Villeda es una referencia para la poesía mexicana y la imagen rítmica, polifónica, interactiva y narrativa de sus expansiones electrónicas. Logra esquivar el lugar común y generar una voz propia, cuyos múltiples sujetos líricos se reconocen. Resignifica el necesario atrevimiento. Si se admiten porras, el próximo Aguascalientes va para la tlaxcalteca. De ello podrá dar cuenta el Coloquio 50 años del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, que se llevará a cabo del 2 al 4 de mayo de 2018 en la ciudad que entrega el máximo galardón.

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